¿Tus baldosas siguen sin brillo aun cuando acabas de terminar de limpiar? Quizá el problema no es la suciedad, sino la necesidad de realizar un pulido de suelos. No podemos negar que el paso del tiempo se aprecia en todos y en todo, sí, hasta en ese magnífico mármol que tan bien lucía cuando te mudaste a la casa de tus sueños. Bien, es hora de pasar a la acción.
Cuando aprecias que tus azulejos y baldosas tienen un aspecto áspero, con abolladuras, tienes dos opciones, cambiarlos o, la más económica y fácil, tratarlos. Para ello, el primer paso es asegurarte de que vas a contar con expertos, pues no todos los materiales tienen el mismo tratamiento y los resultados pueden ser desastrosos.
El procedimiento consta de tres pasos, aunque esto puede variar en función del estado de tus baldosas: cuando únicamente se ha perdido el brillo, el abrillantado será suficiente para devolverlo. Mediante productos que evitan la penetración de manchas, el suelo recupera su estado inicial, pero puede no ser suficiente en determinadas manchas. Si este es tu caso, el pulido es perfecto para lograr eliminarlas por completo y volver a suavizar tu suelo si éste ha sufrido desgastes y rayaduras.
Existe otro método más suave que el pulido de suelos, pero no menos efectivo: el diamantado, útil para daños leves producidos en la superficie. Este sería perfecto para baldosas que aún conservan su brillo, pero en las que comienzan a apreciarse pequeñas hendiduras. Así que, si ya has podido comprobar que tus baldosas necesitan pasar por “chapa y pintura” no lo dudes, contacta con expertos como Onyce y déjate asesorar. Ellos te aconsejarán cuál es el método más adecuado para devolver el brillo y textura para que tu casa volverá a lucir como nueva con un completo pulido de suelos. ¡No te compliques!