Niño, bachiller e insurrecto: Jules Vallès y su Trilogía de Jacques Vingtras


Niño, bachiller e insurrecto: Jules Vallès y su Trilogía de Jacques Vingtras
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El autor y la obra
Fue elogiado por Émile Zola, que saludó la publicación de El niño en 1879 con palabras encendidas: "Pido que lo lean por amor a la verdad y a la inteligencia". Albert Camus lo admiraba. Uno de los pintores más importantes de Francia, Gustave Courbet, del que era amigo, lo retrató al óleo, y actualmente hay calles que honran su memoria en las ciudades francesas más importantes. Sus restos reposan en el cementerio del Père Lachaise, en París, cerca de los de Molière, Delacroix o Jim Morrison y a unos pasos del llamado «muro de los federados», donde más de cien de sus compañeros fueron fusilados en 1871.

En España, el reconocimiento de su figura y las ediciones de su obra han seguido una trayectoria azarosa. Andreu Nin fue su primer editor, al traducir El insurrecto al catalán en 1935. En los años setenta y ochenta, se sucederían ediciones parciales de Mateu, Alianza y Bruguera. Autores y académicos como Javier Cercas, Manuela San Miguel o Manuel Hidalgo han escrito sobre él. El novelista José Marzo ha calificado la Trilogía de Jacques Vingtras como "una de las obras autobiográficas más hermosas de todos los tiempos". Hace algunos años, la editorial Periférica recuperó su Testamento de un bromista y otros títulos, contribuyendo a la difusión de su obra entre nuevas generaciones de lectores.

Finalmente la editorial ACVF, que ya publicó completa la famosa trilogía, en tres volúmenes, en el periodo 2006-2007, la publica ahora en un solo volumen, en la traducción canónica de Manuel Serrat Crespo. ¿A qué se debe la actualidad de este escritor excepcional?

Jules Vallès, su vida y su tiempo
Jules Vallès nació en Le Puy-en-Velay, un pueblecito de la Francia interior. Su padre era profesor, y su madre, ama de casa. Tanto en el colegio como en el liceo, Vallès fue un alumno brillante. Los recuerdos de infancia y pubertad alimentarían, años después, su novela El niño, una narración emotiva, a menudo divertidísima, escrita con un estilo ágil a base de retazos impresionistas. En ella, con la voz de su alter ego Jacques Vingtras, retrata a unos progenitores acomplejados, víctimas de una sociedad reaccionaria. El padre, sometido a una estructura académica deshumanizada, castigará a su propio hijo aún con más dureza que al resto de los alumnos. La madre, mujer de origen rural que no acaba de asumir su estatus de esposa de un profesor, hará de su propio hijo el muñeco en el que descargar su frustración.

Siendo aún adolescente, Vallès participó en la resistencia contra el golpe de Estado de 1851 en París, adonde había acudido a estudiar como interno. Es un punto de inflexión en su vida. Su padre, para no verse comprometido políticamente, hará que lo internen en un manicomio. A su salida, dos meses después, el futuro de Vallès está sellado. Es un estudiante rebelde, ha roto casi toda relación con sus padres y se compromete con las luchas clandestinas contra el imperio. Éstos son los hechos que recrea en El bachiller, segunda novela de la Trilogía de Jacques Vingtras: una juventud precaria en miserables habitaciones alquiladas, comidas frugales y jornadas enteras de ayuno, el hambre, trabajos ocasionales y mal pagados. Sin embargo, el estilo moderno de Jules Vallès convirtió su narración al mismo tiempo en un clásico de la crítica social y del humor.

Sus colaboraciones en prensa en importantes periódicos de la época, como Le Figaro, y sobre todo su serie de artículos Los refractarios, en 1866, en los que dibuja a toda una generación de talentos y luchadores sociales en la marginalidad, harán de él un periodista célebre.

Por sus actividades a la cabeza de la oposición republicana al imperio, se le impondrán multas y sufrirá prisión. Candidato socialista en las elecciones legislativas de 1869, él mismo se definió como el "abogado de los pobres" y "del trabajo", "el diputado de la miseria". Los tímidos cambios en las instituciones francesas no bastarán para contener el descontento. Las protestas y las insurrecciones se sucederán en los meses y años siguientes y el imperio se tambaleará.

Estos prolegómenos de la revolución de la Comuna de París de 1871, su devenir y su desenlace serán el escenario de la tercera de sus grandes novelas autobiográficas, El insurrecto, que se publicó en libro póstumamente, en 1885. José Marzo afirma que, a diferencia de sus dos primeras novelas, "Vallès no pudo tomar en El insurrecto la misma distancia ante los hechos. El estilo, vibrante, es a veces más descuidado. Pero esta dislocación transmite, con una electricidad que casi se puede tocar la propia confusión de la revuelta y la brutalidad de la represión. Hay momentos en que se está adelantando en varias décadas al expresionismo".

Por ello, se le ha considerado un antecedente de Louis-Ferdinand Céline. Un ejemplo de tal expresionismo será la imagen que cierra el libro. Entre los derrotados, se ha corrido el rumor de que el insurrecto ha muerto cobardemente, llorando e implorando perdón. Según el ensayista e historiador de la Comuna Bernard Noël, lo cierto es que Jules Vallès combatió en las barricadas del distrito V de París durante la Semana Sangrienta, a finales del mes de mayo. En plena represión, hallará refugio en casa de un amigo y luego huirá al exilio. Desde la frontera, se vuelve y contempla el atardecer sobre París: nubes inflamadas de rojo que parecen enormes blusones de trabajo, suspendidos en el cielo y empapados de sangre.

Fue en el exilio en Londres donde escribió la Trilogía de Jacques Vingtras, en una difícil situación tanto económica como psicológica. El niño, publicado en París en 1879 con pseudónimo para ocultar la identidad del autor, sacudió a la sociedad de su tiempo y fue una de las cuñas culturales para la reconciliación de una Francia dividida. Tras la amnistía, retomó su actividad periodística, pero murió muy pocos años después a causa de la diabetes. Según algunas fuentes, hasta sesenta mil personas acudieron a su entierro, pero otras fuentes reducen drásticamente esta cifra. En cualquier caso, ya había comenzado a levantarse por encima de la persona la grandeza de una obra que supera tópicos y trasciende ideologías.

Según los amigos presentes en su agonía, sus últimas palabras fueron "He sufrido mucho" ("J’ai beaucoup souffert"). Su legado cultural fue el testimonio literario y humano de un escritor honesto y su apuesta por una reconciliación exigente, tal como escribió en su periódico El Grito del Pueblo: "Escribiré en mi bandera: Vivir trabajando, sin añadir Morir combatiendo. Pido herramientas, no fusiles. Y grito: ¡No sangre, sino pan! Sólo gritaré justicia y mantendré recta la balanza, sin permitir que uno de los platillos descienda por un soplo de ira o bajo el peso de un sable".
.- Por  Alicia Biare

Ficha técnica:
Trilogía de Jacques Vingtras, de Jules Vallès
ACVF Editorial, Madrid
740 pp. 24,50 euros.
Traducción de Manuel Serrat Crespo
ISBN: 978-8494468872

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