Energías termicas y renovables


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La basura, los residuos, los desechos se pueden definir de muchas maneras pero, en definitiva, es lo que las industrias destierran de su cadena de producción. El Instituto Tecnológico del Calzado, Inescop, de Elda, lo estudia, lo analiza y lo introduce de nuevo en el proceso de fabricación de los zapatos. Así la máxima científica de que la energía ni se crea ni se destruye sólo se transforma, la aplican a restos que hace años habrían acabado en algún vertedero. Todo ello desde la innovación.

La actitud de extraer, fabricar y tirar no es solo anticuada sino que es inviable en un planeta cuyos recursos se agotan. Por ello, el termino «Economía Circular» se ha puesto de moda en un momento en que las materias primas de las placas solares aquí son cada vez más escasas. Es el antiguo reparar, reciclar y reutilizar, ahora con un concepto más amplio cuyo objetivo es establecer un modelo de desarrollo sostenible, que propone reducir el consumo de los recursos naturales .


Cada vez más son los proyectos que se impulsan desde los laboratorios de Inescop, que buscan frenar el impacto de los procesos productivos del calzado en el medio ambiente bajo el concepto de Economía Circular.

El malo de la película

Uno de ellos es la utilización de poliuretanos sostenibles obtenidos a partir del dióxido de carbono para la industria del calzado. El departamento de Adhesivos al que pertenece Elena Orgilés convierte «al malo de la película, al causante del efecto invernadero», el CO2, en una materia prima para usos industriales y sostenibles.

En concreto en el proyecto, CO2PUSHOE, el gas se transforma, a través de proceso en el que interviene un catalizador, en un adhesivo. Orgilés afirma que «el programa se encuentra en una fase muy inicial», aunque tiene dos vertientes medio ambientales muy destacadas. Por un lado la utilización del CO2 y por otra la sustitución con la nueva materia prima de las que ahora se utilizan que son, en su mayoria, derivados del petróleo.

El departamento de Microencapsulación y Nanotecnología inició su andadura con proyectos de carácter medio ambiental con el que pretendía reutilizar uno de los residuos más comunes en la fabricación del calzado, los restos del curtidos. A través de un tratamiento se lograron extraer geles y gelatinas, que se utilizan como agentes naturales de microencapsulación de sustancias activas, que se introduce de nuevo en el zapato, aportándole un nuevo valor añadido.

Curtición

En el proceso de curtición, una gran parte del material es desechado por su falta de propiedades o por cuestiones estéticas. Además, el pelo, lana, carnazas, sebos, rebajaduras y recortes son eliminados durante las operaciones de preparación de las pieles crudas y en los trabajos de ribera. Como resultado, entre un 75 y un 80% en peso de las pieles saladas se convierten en residuos sólidos en las tenerías ( lugar donde se realiza el proceso que convierte las pieles de los animales en cuero).El trabajo, que lleva el nombre de LIFEmicroTan y que cuenta con aportación de fondos europeos, funcionó «muy bien» comenta Arán. Y con este primer paso, el instituto junto a otros socios europeos fue más allá y bajo las siglas Pilot-ABP se propuso revalorizar subproductos animales. Así, con los restos proteínicos, que se desechan en el matadero y que son ricos en colagenos se crean gelatinas o colágenos hidrolizados, que se utilizan en bebidas energéticas o en dietas basadas en proteinas. Inescop muda los desperdicios de la matanza en un producto químico que se introduce en el proceso de curtición así no sólo se mejora la estética del zapato sino que mejora las aguas residuales al no utilizar productos de alto contenido contaminante. Además los subproductos carnícos se usan en la elaboración de fertilizantes orgánicos y biocombustibles. Arán cuenta que «ahora le toca el turno a la grasas». El proyecto avanza en la conversión de los sebos de los animales sacrificados en aceites, pinturas y barnices.

La huella del carbono

De la cuna a la tumba, desde que se curte la piel para hacer un par de zapatos hasta que se tiran a la basura. Todo este proceso es el que mide el proyecto CO2SHOES, que ha puesto en marcha el departamento de Medio Ambiente de Inescop. Su objetivo es desarrollar una herramienta de cálculo de la huella de carbono en el sector del calzado, que permita medir los gases de efecto invernadero (GEI) producidos por cada par de zapatos.

La técnica del departamento de Medio Ambiente, Ana Belén Muñoz, detalla que «en una primera etapa se realizaron los cálculos con una muestra de 36 pares de zapatos producidos por las 12 empresas participantes de 4 países de la UE (España, Italia, Portugal y Polonia).El estudio arrojó como resultado, que uno de los procesos que más impacto ambiental provoca es la fabricación de los componentes. El de Inescop es uno de los escasos proyectos que miden la huella de carbono de un producto. Y va destinado a incorporar el eco-diseño en los modelos de producción como una forma de mejorar los productos desde el punto de vista del medio ambiente desde su etapa inicial.

MiguelEnergías termicas y renovables


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