Las fachadas verdes, los pulmones de las ciudades


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Desde el siglo XIX fruto de la revolución industrial, las grandes ciudades se han ido urbanizando y han ido desarrollando grandes núcleos repletos de edificios y viviendas, sin dejar prácticamente espacio libre para la naturaleza.

Una concentración fruto de la necesidad de congregar a trabajadores, comercios, empresas, en un mismo núcleo en el que los edificios han poblado todo el espacio.

En algunas zonas se puede encontrar algún que otro jardín, pero muy por debajo del porcentaje de vegetación que debería de existir en núcleos tan concentrados y grandes.

El problema de esto es que la gran concentración de viviendas, oficinas, empresas, medios de transporte (tanto vehículos públicos como privados) genera una gran cantidad de gases nocivos y polución que contamina la atmósfera y afecta al medio ambiente, pero también a las personas, generando problemas importantes de salud.

Fachadas verdes para ciudades grises

Para reducir el alto nivel de contaminación se podrían adoptar varias medidas, pero que acaban siendo prácticamente utópicas.

La primera sería reducir el uso del transporte que contamina a favor de aquel ecológico como las bicicletas, ir andando, etc. Pero difícilmente esto se consiga.

La segunda opción sería apostar por viviendas ecológicas o métodos de fabricación ecológicos que no generen tantos desperdicios contaminantes, pero también es difícil de conseguir.

La tercera opción sería emplear energías renovables que reduzcan el consumo de otras fuentes de energía que contaminan en gran medida, pero no se está muy por la labor.

Finalmente encontramos la opción de incluir más espacios verdes que consigan reducir los efectos negativos. Pero de nuevo nos encontramos con el problema de que prácticamente no quedan espacios libres porque todo está repleto de edificios. Sin embargo, aquí sí que existe una solución y alternativa y son los jardines verticales realizados en muros y fachadas de los edificios.

De esta forma se consigue aprovechar todo el espacio ya construido y obtener los múltiples beneficios que ayudan a paliar la contaminación.

De hecho, si todas las paredes de los edificios fueran fachadas verdes vegetales, se obtendría un volumen de vegetación y naturaleza mucho mayor que si estuviera de forma horizontal, simplemente por el espacio, que no tendría cabida grandes extensiones de parques y zonas verdes en una ciudad, mientras que sí que se puede hacer utilizando las extensiones verticales de los edificios.

 

Eduardo PérezLas fachadas verdes, los pulmones de las ciudades


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